Pilar Gaviria es una mujer del norte de España, casada con un lagarterano, que lleva desde los años 70 en el pueblo. Valora las tradiciones de Lagartera, el amor por la cerámica, las tallas y cuadros religiosos, y ‘el traje’. Gran parte de su obra consiste en restaurar objetos antiguos, como cerámica rota, y si preguntas por ella, te dicen ‘Pili es muy manitas’
Es artesana, y ha aprendido las técnicas que necesita para ‘reanimar’ un objeto querido. Pero Pilar también es artista, hace trabajos creativos, como cuadros al oleo o acuarela.
Para las personas que no conocen Lagartera, una tradición es ‘el portal’, la entrada de una casa antigua donde se cuelga cerámica de Puente del Arzobispo, Talavera, y también de otros lugares lejanos, por ejemplo Manises en Valencia. Como Lagartera ha sido un pueblo de artesanos, se aprecia el trabajo y la destreza de la artesanía en otros campos, no sólo los bordados, sino también la cerámica. Los pioneros que vendían bordados lagarteranos por toda España volvían con recuerdos de sus viajes. Así en muchas casas del pueblo hay pequeños museos de cerámica antigua, y si se rompe algo heredado de una abuela, puede parecer una tragedia. Si no fuera por Pilar, que tiene la paciencia y el cariño que hace falta para resucitar el objeto roto.
Aquí un plato con un diseño típico de Puente, que ha sufrido un pequeño accidente, antes y después de ser arreglado.
La jarra, también de Puente, ha necesitado un poco más de trabajo.
Un diseño muy bonito, las golondrinas, en un plato grande. Restaurar cerámica que alguien con menos conocimientos ya ha intentado arreglar es complicado, porque primero hay que deshacer el arreglo, o sea, romperlo y pegarlo de nuevo.
A veces faltan trocitos, y hay que reconstruirlos.
Y a veces los trocitos que faltan no son tan pequeños. Aquí nos muestra Pili cómo ha reconstruido una jarra.
Es una tarea bastante complicada. Hace falta paciencia.
Y aquí lo que al principio parece una tarea imposible.
Otra tradición en Lagartera es coleccionar tallas, y sobre todo, cuadros religiosos, o ‘santos’. Algunas casas aun tienen una habitación completa reservada para cuadros de ‘santos’. Tradicionalmente, en las casas grandes era la sala interior, de donde salían los dormitorios. En las casas más pequeñas, a veces hay ‘santos’ colgados por la escalera.
Aquí un angelito que necesitaba mimos.
Y aquí dos cuadros. Pilar no solo restaura objetos religiosos, sino también crea santos al estilo antiguo, pintados sobre cristal, que es una técnica antigua y difícil. También hace marcos con la paloma (que simboliza el Espíritu Santo) arriba.
Se ve que a Pilar le gustan las tradiciones del pueblo.
Y hasta arregla trajes antiguos.
Pilar también ha pintado muchos cuadros, con acuarela, oleo, espátula.. le gusta experimentar y aprender técnicas para hacer las cosas mejor. Aquí hay tres cuadros bonitos suyos con temas lagarteranos.
Una ventana en la Corredera, la plaza más bonita del pueblo.
Una acuarela de dos mujeres vestidas ‘de garterana’.
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El traje de novia, oleo sobre lienzo.
Pilar Gaviria enriquece el pueblo ayudando a conservar las tradiciones con la restauración de objetos antiguos. Compagina su trabajo de artesana con una labor más creativa como pintora. En Lagartera siempre ha existido una conexión entre la artesanía y el arte. Las niñas lagarteranas aprendían a bordar desde muy pequeñas, y así aprendían a combinar colores, y qué diseños tradicionales eran los más adecuados para las piezas bordadas. Las bordadoras podían tanto trabajar en encargos o diseñar sus propios proyectos, como una colcha para una novia de la familia. En la cercana localidad de Puente del Arzobispo, las personas que aprendían a dibujar y pintar adornos en la cerámica, un trabajo repetitivo, también podían utilizar estas habilidades para pintar sobre papel o lino si lo deseaban. La artesanía enseña la autodisciplina y la constancia, virtudes que con la práctica, mejoran las habilidades. Cuando se tiene suficientes habilidades, la creatividad puede florecer.
Alison Lever, Lagartera, Toledo, julio 2022
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