Estas fotos son de principios de los años 80, tienen unos cuarenta años, cuando Lagartera era un pueblo en transición. Los bordados crecieron como negocio en los años 60, y este negocio daba trabajo a muchas mujeres, y ofrecía oportunidades para los que querían montar un negocio, tanto hombres como mujeres. Muchos lagarteranos emigraron en los 70, mientras en el pueblo, cada vez más hombres trabajaban en la construcción. Con estos cambios, los corrales o patios de las casas se usaban menos para el ganado. Los que tenían casas más grandes y antiguas solían tener corrales, donde aún había establos.

Aquí se ve las mulas después de la llegada del campo. La madre y la tía cosían en el balcón, y los niños jugaban fuera en la calle, tres mundos en una foto.

Iba desapareciendo el ganado de los corrales, pero estos aún tenían más usos que en la actualidad, porque desde la casa se dirigía la producción en el campo. Los que tenían vacas traían la leche para recoger o vender.

Aquí se ve los trabajos para la recogida de leche en la calle Licenciado José Muñoz.

Se vendía leche fresca a las vecinas.

Esta leche tenía mejor sabor que la leche del super que compramos hoy. Tenías que calentarla y hacerla subir tres veces para poder beberla. Ahora hay controles más estrictos sobre la venta de leche, para controlar las infecciones que puede transmitir la leche cruda.

En los años 80 se veía más animales no-humanos por la calle, como caballos, perros, y ovejas.

Aquí subía un rebaño por la calle Pintor Sorolla

Los chicos empezaban a trabajar más jóvenes en los 80. Ahora los jóvenes estudian más años y pocos quieren trabajar en el campo, un éxodo que ya se notaba en los 80.

Hasta los ‘’guarros’’ se veía en la calle. Ésta hembra iba a estar con un semental.

Ahora hay menos explotaciones ganaderas de autoconsumo, y las pequeñas explotaciones comerciales de ganado han ido desapareciendo. Sin embargo, esta desaparición no ha sido un proceso continuo desde los años 60. En los 70, hubo un aumento de pequeñas explotaciones porcinas en las afueras del pueblo, como respuesta al aumento del paro en las grandes ciudades, y la caída en la venta de los bordados, sobre todo a los grandes almacenes. La industria creció de forma orgánica del autoconsumo. Si tenías un cerdo para comer, podías tener dos, uno para vender. Y cuando hacía falta más ingresos, podías aumentar el número.

Desde los 80 ha habido varios cambios. Se ha mecanizado la producción, lo cual ahorra tiempo para el ganadero, aumenta la productividad, y abarata el precio de la carne porcina para los consumidores. Antes, tenías que pasar mucho tiempo limpiando los establos, mientras ahora se emplea fosos para recoger el purín. El número total de explotaciones porcinas ha disminuido mucho, porque es un negocio arriesgado, con altibajos de precio, y mucha competencia, así los más débiles han ido desapareciendo, mientras el tamaño medio de las granjas ha aumentado mucho. Si antes había granjas con 30 cerdos, ahora en una granja puede haber cientos, y hasta miles. Y claro, esto trae consigo un pequeño problemilla, ¿qué se hace con tanto purín?  Las granjas más grandes y modernos se han mudado lejos del pueblo, donde hay más espacio, y para cumplir con la normativa.

Antes también se fabricaba más alimentos en el pueblo.

Mientras ahora hace falta una inversión más grande para fabricar alimentos para venta al público.

También el matadero municipal se ha cerrado, y hay que transportar los cerdos y otro ganado fuera del pueblo, lo cual aumenta los costes.

El transporte también se ha mecanizado.

Ya no se ve los carros y las mulas por la calle.

Ni los burros esperando el dueño que se ‘desconectaba’ en el bar. Éste es el bar de Alejandro, en Maestro Guerrero, donde ahora está la pescadería.

El arado está más mecanizado

Pero es difícil mecanizar la producción en los olivares, ya que muchos son pequeños y en terreno de acceso difícil para un tractor. También ha desaparecido la almazara, y ahora hay que llevar la cosecha a otros pueblos, lo cual aumenta los costes de producción.

También la emigración significa que hay menos personas para recoger las aceitunas. Ahora se cuida los olivares más por amor y tradición que para ganar dinero.

Los cambios que hemos visto en la relación entre el pueblo y el campo traen beneficios. Hay mejor higiene en los patios y las casas, y por lo tanto, mejor control de infecciones en los humanos y el ganado. Madoz comentó de Lagartera en el 1847 que “la fatal costumbre que existe de almacenar las basuras dentro de ellas (las casas) hasta su putrefacción para beneficiar las tierras es la base de sus enfermedades”. Y la tasa de mortalidad infantil más tarde, en los años 30, fue horrenda. Calculé que uno de cada cuatro niños que nació en el pueblo en la primera mitad de aquella década no llegó a cumplir un año. Ahora están los niños sanos y bien alimentados. Tenemos más variedad de comida en el super. También los cambios han traído problemas nuevos, como la necesidad de llevar la producción fuera del pueblo, la necesidad de invertir más para producir alimentos en el pueblo, y para los ganaderos y dueños de los olivares, la necesidad de llevar la producción fuera del pueblo, y además está la necesidad de buscar de soluciones para gestionar los subproductos de la ganadería intensiva.

Vivir del campo no es nada fácil. Los ingresos pueden ser inestables, y los que tienen ganado saben muy bien que ‘’los niños y las bestias no tienen fiestas’’. Pero si ya tienes ingresos de otra fuente, producir para el autoconsumo puede ser una forma de desconectar. Llevar un huerto de recreo con algunas gallinas, o cuidar un olivar ofrece ejercicio, una vida social más relajada que en el bar, comida fresca y ‘’ecológica’’, y la seguridad que supone saber que si falla todo, por lo menos hay comida en la mesa. Por eso, desde los años 80, hay cada vez más huertos de recreo. También la visión del campo se está cambiando, y se valora más los paseos que podemos hacer con las vistas maravillosas de la sierra, y, al sur del pueblo, de los Montes de Toledo. Hoy día, hay cada vez menos personas que viven del campo, mientras cada vez más disfrutan de ello.  

Alison Lever, Lagartera, Toledo, enero 2022 

Madoz, Pascual Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Tomo X p 19 Madrid 1847

https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/consulta/registro.cmd?id=16877