El castellano de Lagartera ha cambiado

En los años ochenta, a los visitantes de Madrid, a veces, les resultaba difícil entender a muchos lagarteranos. El vocabulario, las reglas gramaticales y la “música” del lenguaje tenían bastantes diferencias de cómo se hablaba en Madrid, sobre todo cuando se trataba de personas mayores que habían pasado la mayor parte de su vida en el pueblo. Algunos de los vocablos y expresiones locales fueron recogidos por Julián García Sánchez y José Álvarez Castaño, entre otros (1). Aquí el enfoque es sobre cómo hablamos hoy, aunque, claro, es una tarea valiosa, registrar el lenguaje antes de que desaparezca.

El lenguaje está en constante cambio, y la forma de hablar en Lagartera hoy está más afectada por el mundo exterior. Viajamos más. La escuela, el trabajo, la televisión y el internet también nos traen nuevas palabras y expresiones del mundo exterior. Es más común casarse con alguien de otro pueblo, incluso de otra region o país. Los lagarteranos más jóvenes siguen la moda nacional de acortar palabras, por ejemplo ”vacas” para ”vacaciones”, ”finde” para ”fin de semana”, ”cole”, ”profe”, y ”porfa”. También utilizan expresiones en inglés como “el look”, “el marketing” y “un crack” (2). Los adolescentes están conectados a una comunidad internacional a través de sus móviles. Hoy en día, un visitante de Madrid tiene muchos menos problemas para entendernos, y esto es especialmente cierto para los jóvenes.

¿Cómo y por qué ha cambiado el ‘lagarterano’?

Es más fácil entender cómo cambia un idioma si nos fijamos en los diferentes grupos de edad y en sus experiencias de vida. Hoy en día, la mayoría de los niños estudian en la escuela primaria local, luego van al instituto en Oropesa, antes de aprender habilidades para ganarse la vida, o embarcarse en estudios en la universidad. En cambio, la mayoría de los lagarteranos de más de 60 años comenzaron su vida laboral mucho antes. Las personas que ahora tienen entre 60 y 70 años a menudo empezaron a trabajar a los 14 años, mientras que las personas con más de 70 años a veces empezaron a trabajar a los nueve años. Los adolescentes que querían estudiar después de los 14 años tenían que ir a Talavera o más lejos, y solían ser los hijos de las familias con más recursos económicos. 

Esto significa que la experiencia de ser un adolescente hoy es diferente a la de hace décadas. Los jóvenes de hoy estudian durante más tiempo y se mezclan más con adolescentes de diferentes pueblos. Tienen más años para desarrollar un lenguaje común con palabras más “modernas”. Están en dos grupos sociales, su pueblo y la gente de su edad.  

Hace décadas, los jóvenes de 14 años que empezaban a trabajar entraban en el mundo de los adultos. Esto significaba que utilizaban el lenguaje de los adultos de su entorno. Entonces había menos diferencia entre el lenguaje de los adolescentes y el de los adultos que ahora, a pesar de que entonces había más jóvenes en el pueblo y se reunían en su tiempo libre. Sin embargo, antiguamente había más diferencia entre la forma de hablar de hombres y mujeres porque solían trabajar en actividades distintas. Los chicos trabajaban como albañiles, con el ganado o en un bar, y todavía había trabajo en la industria del bordado, en las lavanderías o vendiendo bordados. Unos pocos chicos encontraban trabajo administrativo. Las chicas solían bordar junto a sus madres y con las vecinas. Si había un negocio familiar, las chicas podían ayudar en la venta de bordados. 

Las bordadoras lagarteranas solían llevar una vida separada de la de los hombres, por lo que en los hogares en los que las mujeres bordaban en casa y los hombres trabajaban con el ganado o la construcción, la forma de hablar de las mujeres y los hombres era muy diferente. Los hombres podían insultar libremente al ganado o a los ladrillos. En cambio, a las chicas sus madres les enseñaban a hablar “bien”, una lección respaldada por la Iglesia, y el “qué dirán”. Esto se refleja en la forma de hablar de algunas personas mayores hoy en día. Los maridos pueden soltar improperios, lo que las esposas consideran correcto, porque creen que así hablan los hombres, aunque ellas mismas utilizan eufemismos en lugar de palabras malsonantes. 

Había un oficio en el que trabajaban juntos hombres y mujeres: la confección y venta de bordados. Los hombres que daban trabajo a las mujeres, y que viajaban a las ciudades y a la costa para vender bordados, tenían que “hablar bien”, abstenerse de utilizar palabras malsonantes que pudieran molestar a las mujeres. 

Las diferencias de género en la forma de hablar existen en todas partes. Lo que es especial en Lagartera es que, hace décadas, esas diferencias eran especialmente marcadas para todas las mujeres de aquí, en comparación con los pueblos de alrededor, y siguen siendo marcadas entre las mujeres mayores, porque las mujeres y los hombres llevaban vidas separadas en el momento en que desarrollaron sus estilos lingüísticos de adultos. La presión del ‘qué dirán’ era más fuerte en aquella época. Las mujeres se abstenían de usar palabras malsonantes, en parte porque las veían feas, y también porque no querían que las consideraran ‘ordinarias’ o ‘comunes’. Hoy en día, a una adolescente lagarterana le preocupa tanto su reputación en la escuela como lo que puedan decir de ella en el pueblo. Así que ahora, las mujeres mayores pueden escandalizarse por la forma en que las jóvenes utilizan el lenguaje, mientras que ellas pueden percibir a las mayores como ”anticuadas”.

De adolescentes a adultos

Los adolescentes de todo el mundo suelen ser muy conscientes de las modas, tanto en el habla como en la ropa, los peinados y la música. Están desarrollando su propia identidad, diferente de la de los niños y de la generación de sus padres. Los adultos suelen quejarse de las modas de los adolescentes en la ropa y la música, así como del lenguaje. A menudo se dice que los adolescentes utilizan demasiada jerga de moda y demasiadas palabrotas, a veces como insultos. Matizan los adolescentes que muchas veces estan jugando, sin insultar en serio. Pueden adoptar expresiones de la música, como el rap y el reguetón. Muchos lagarteranos mayores dicen que no les gusta el reguetón, que es popular como música de fiesta entre los jóvenes. Los críticos mencionan sus letras, que pueden ser explícitas y expresar desprecio por las mujeres. Sin embargo, como señalan los adolescentes, no todo el reguetón es “machista”, y les gusta la música porque es pegadiza, no por la letra.

Por supuesto, no todos los adolescentes son iguales. Algunos tienen aficiones como el deporte, tocar un instrumento musical o el arte, que les ayudan a desarrollar habilidades, por lo que tienen más confianza en sí mismos. Estas actividades también les ayudan a soportar el estrés. Aprenden vocabulario técnico relacionado con sus aficiones. A los adolescentes que encuentran fácil el trabajo académico, no les importa que los demás les llamen “empollones”, y es más probable que amplíen su vocabulario gracias al estudio. Aunque los adolescentes están de acuerdo en que tienden a usar palabrotas más que los adultos, algunos adolescentes rara vez lo hacen, y suelen ser jóvenes con talento para manejar el estrés. Es un talento con el que algunas personas parecen nacer, aunque algunas actividades, como bailar al ritmo de una música pegadiza con nuestros amigos, también pueden ayudarnos a manejar el estrés. 

Los jóvenes se relacionan con personas mayores, con sus profesores, con sus padres y con los lagarteranos que los conocen desde la infancia. Pueden desenvolverse en mundos sociales diferentes, el pueblo y el instituto. Los mayores valoran a los jóvenes. Los que se quedan aquí son el futuro del pueblo. Ese sentimiento de identidad y de ser valorado significa que probablemente sea más fácil para los adolescentes hablar con los adultos en las zonas rurales que en las ciudades. Cuando comunican con los adultos, utilizan menos palabras “nuevas”, y más palabras “antiguas”, en comparación con cuando hablan entre ellos, para que los adultos puedan entenderlos. 

A medida que crecen, los adolescentes desarrollan diferentes intereses y se vuelven más seguros de su propio juicio, y menos atados a las modas lingüísticas de su grupo de edad. También empiezan a pensar en el mundo del trabajo, lo que implica una transición a ser un joven adulto. Esta transición puede implicar el alejamiento del pueblo.

Los lagarteranos en el mundo

En Lagartera ahora hay más trabajo en el sector servicios que antes, por ejemplo, en las tiendas, y las residencias de ancianos, pero lo normal, es que, si has estudiado y quieres un trabajo bien pagado, tienes que trabajar fuera del pueblo, o emigrar a las grandes ciudades. Cuando los jóvenes buscan trabajo, sus preocupaciones cambian. Si quieren un trabajo en el que traten con el público, tienen que dominar el “castellano educado”, despojándose del habla adolescente. 

Los emigrantes tienen que adaptarse a un estilo de hablar más urbano, abandonando los localismos, en parte porque es más fácil que te entiendan si usas el mismo lenguaje que los demás, y también porque los de la ciudad a veces se burlan de lo rural, llamándolo “paleto”. Esto se aplica al acento y la entonación, así como a la elección de las palabras. Sin embargo, los emigrantes no pierden su identidad lagarterana y, una vez que regresan al pueblo, pueden volver a hablar de forma más “lagarterana”. Eso me pasaba al principio de los 80, cuando iba a Madrid después de estar meses en el pueblo. Había cogido un poco la música de aquí, y usaba palabras como ”pazguata” para alguien lento, con poco arranque, y ”¡Anda!” como 

exclamación de sorpresa, que mis amigas madrileñas veían como rural. Tuve que cambiar para los madrileños, y podía relajarme al volver al pueblo. 

¿De dónde viene el ‘lagarterano’?

El ‘lagarterano’ sí que es rural, por ejemplo, cuando se trata de la religión, que suele ser más importante en las zonas rurales que en las ciudades, y en Lagartera más que en el pueblo vecino, Oropesa, un poco más grande y con más inmigrantes de otras regiones de España. Eso se refleja en cómo hablamos, por ejemplo, las palabrotas religiosas son bastante más fuertes que en las zonas urbanas, donde la religion no es tan importante. En Lagartera se puede decir que hasta nuestros ateos son ateos católicos, o sea en cierto modo se puede ver ”ser católico” como algo cultural, una forma de ver el mundo, más que ser practicante.

En los 80, las señoras mayores a veces decían ‘¡Ave María Purísima!’ como exclamación de sorpresa, que recuerda a Irlanda, un país que también tiene una cultura muy católica, y que también tiene chistes de curas y monjas, como los que he escuchado en Lagartera. En Inglaterra, donde tiene menos peso la religión, no son tan comunes ni estas expresiones, ni estos chistes. No se trata solo del idioma, sino de toda la cultura.

En las zonas rurales conservamos mejor la historia lingüística, por ejemplo, en Lagartera, conservamos la diferencia entre el sonido de la ‘ll’ y la ‘y’ hasta hace poco, mientras en Oropesa se perdió esta diferencia antes. Al juntar chicos de todos los pueblos en Oropesa para estudiar, ya se va perdiendo esta diferencia entre los jóvenes lagarteranos. Hay palabras ”típicas” de Lagartera que reconoce la RAE, por ejemplo, ”achiperres” (trastos) y ”cuesco” (pedo ruidoso). ”Jopear” (echar a alguien) no reconoce la RAE, pero sí menciona ”hopear” (andar de calle en calle) y las dos palabras parecen relacionadas.

”Fusca” (basura, maleza, hojarasca) es una palabra muy lagarterana, y según la RAE, es de Extremadura y Salamanca. El diccionario de Peraleda de la Mata, un pueblo de Extremadura cerca de Lagartera, recoge otras palabras ”lagarteranas”, como ”costribo” (preocupación, inquietud) (3). Esta palabra la reconoce la RAE, pero como ”apoyo o arrimo”, o sea el sentido contrario del de Lagartera y Peraleda. También está ”faratar” (deshacerse de algo mal hecho) que en Peraleda reconocen con el sentido de ”aborto espontaneo” En Lagartera también se decía, ”ha tenido un esfarate” cuando una mujer tenía un aborto.  ”Juche”, que en Lagartera es un cuarto pequeño, en Peraleda es un agujero o escondrijo, mientras un ”calambuco’ en Lagartera es un cabezón, y en Peraleda es una persona torpe, ”poco mañosa y hábil”. Ambos serían personas que no hacen caso cuando se les dicen cosas obvias.

Luego hay palabras que se emplea en otras partes de España, como ”fararse” (resbalar), que tiene este sentido en Malpica de Tajo, Valencia, y Jaen, aunque no aparece en el diccionario de la RAE, ni en el de Peraleda. Hay pocas palabras que son ”puramente’ lagarteranos”, quizá ”atifole” (cuerdo o algo para atar). Lo que sí hacemos en Lagartera es pronunciar a nuestra manera, por ejemplo ”miatú” (mira tú) y ”ramá” para ”enramada” (un lugar donde se guarda el ganado). 

Hay muchas pistas que nos dicen que nuestra herencia lingüística lo compartimos con Extremadura, por ejemplo, el uso de ín/ino o ina para formar un diminutivo, por ejemplo, “pequeñina” en lugar de “pequeñita”, o ”pajarín” en lugar de ”pajarito”. En la escuela se suele enseñar a los niños a usar ‘ito’, ‘ita’ o ‘illo’, ‘illa’ como sufijos diminutivos, pero la RAE acepta la versión lagarterana como variante regional en León y Aragón (4). Las personas que viajan por el norte de Cáceres, cerca de Lagartera, también observan el uso de este diminutivo. 

Se ve, entonces, que cómo se habla en Lagartera tiene mucho que ver con la localidad. Incluso el ”leísmo” lagarterano es algo que reconoce la RAE como una característica regional (5). En Lagartera se emplea localismos, y compartimos muchos de ellos con Extremadura. 

¿Son erróneos nuestros localismos?

¿Son nuestras peculiaridades lingüísticas erróneas? Hay dos enfoques principales para estudiar el lenguaje. Uno es el lingüístico, que se limita a describir cómo habla la gente, sin juzgarlo, mientras que en el otro extremo está el enfoque prescriptivo, que nos dice cómo debemos hablar. Así que, desde un punto de vista lingüístico, usar un diminutivo regional está bien, sobre todo porque está sancionado por la RAE. Desde un punto de vista prescriptivo, ‘muy malísimo’ es ‘incorrecto’, pero desde el enfoque lingüístico, es simplemente la forma en que la gente mayor suele hablar en esta parte de España. Da más énfasis que un simple ‘muy mal’ o ‘malísimo’.  

En la práctica, es más sencillo pensar en lo que es apropiado; si usas un superlativo doble cuando hablas con amigos que también lo usan, entonces está bien, pero no es apropiado para situaciones que requieren un lenguaje más formal, como un examen, o una reunión de negocios. La realidad a la que nos enfrentamos es que tenemos más oportunidades si podemos utilizar el español “formal” en el trabajo. No es que nuestra identidad de pueblo o región sea “errónea” o no válida, sino que aprender un español “fino” puede ayudarnos en la vida. 

Allá por 1978, un hombre mayor con pocos estudios comentó en una reunión pública: “No sabemos hablar”. Por supuesto, sabía hablar, lo que quería decir es que no dominaba el “castellano fino” lo suficiente como para hablar con confianza en público. Cuando aquel hombre era joven, solo los ricos podían estudiar, mientras ahora las familias ”humildes” tienen más acceso a la educación.

Abuelos y nietos

A menudo se considera que nuestra vida lingüística avanza desde la infancia, cuando aprendemos a hablar, pasando por la adolescencia rebelde, luego la edad adulta, cuando aumentamos nuestras habilidades lingüísticas, hasta que la vejez hace que olvidemos mucho de lo que sabíamos. Sin embargo, como ha señalado Pilar García Mouton, las generaciones interactúan y aprenden unas de otras (6). Las abuelas cuidan cada vez más a sus nietos, ya que cada vez hay más mujeres que se dedican al trabajo fuera de casa.

Los adultos que pasan mucho tiempo con los niños tienen que ser capaces de comunicarse con ellos, por lo que necesitan entender las palabras que utilizan habitualmente, que en Lagartera incluyen “mola”, ” diver” y “chupado”. Los mayores aprenden de los niños, además de enseñarles. Las abuelas que ayudan a los niños con los deberes también aprenden nuevas expresiones e ideas de los libros de texto, que a veces tienen que interpretar de forma que un niño pueda entender. Para los niños, aprender con la abuela puede ser divertido, porque reciben más atención individual y pueden adoptar un papel más activo que en el cole. A veces son el profesor, explicando palabras a la abuela, y otras el alumno, escuchando las explicaciones de ella.   

¿Y qué pasa con los padres y los abuelos? Tradicionalmente, las mujeres han cuidado los pequeños, pero los profesores afirman que el papel de los hombres también es importante para el aprendizaje del lenguaje. Tanto a las niñas como a los niños les gusta la aprobación paterna, aunque los niños quizá se beneficien más de que los padres se interesen en lo que pasa en el cole. Las niñas suelen desarrollar el lenguaje más rápidamente que los niños cuando son pequeños, por lo que los niños pueden empezar la escuela primaria en una fase menos desarrollada (7). Como las niñas suelen leer con más facilidad, algunos niños pueden racionalizar que estudiar es para las niñas, y que lo que hacen las niñas no es importante porque ellas no valen tanto como los niños. Si los padres se interesan por sus estudios y animan a sus hijos, eso puede ayudar a cambiar el cuento.

Por supuesto, cada niño es un individuo. Aprendí la palabra “gandul” (holgazán) de un niño de siete años cuando un compañero quiso copiar sus deberes. Esta palabra refleja el valor de que el trabajo debe ser recompensado, y los gorrones no deben salirse con la suya beneficiándose del trabajo de los demás. Tratar a los niños como individuos es más productivo que utilizar estereotipos de género. 

Entonces, ¿cómo hablan los lagarteranos?

Lagartera tiene sus peculiaridades lingüísticas, pero hay mucha variedad en el estilo de hablar dentro del pueblo. Nuestra forma de hablar depende de nuestras experiencias y de con quién hablemos. Así es cómo desarrollamos nuestro estilo lingüístico individual. 

Alison Lever, Lagartera, Toledo, diciembre 2022

Gracias a los lagarteranos y otros que ayudaron con este artículo, sobre todo Amada, José María, Ana, Inma, y Palmira, y a desenfoque garterano por las ilustraciones

Desenfoque garterano (@desenfoquegarterano) • Fotos y videos de Instagram

Si quieres saber más:

1) files_temastoledanos_87. Como se habla en Lagartera, por Julian Garcia Sanchez.pdf (realacademiatoledo.es)

Diccionario del Campo Arañuelo Toledano. Jose Castaño Álvarez y Eusebio González Rodríguez Libro impreso, español  Editorial: J. Castaño Álvarez, [Madrid]  2007 y 2015

2) ‘crack’ es una palabra inglesa, pero en español se usa para significar una persona con mucho talento, o simplemente una persona maravillosa, por ejemplo ‘eres un crack’. En inglés no se usa así como sustantivo, aunque un ‘crack shot’ es un muy buen tirador, un ‘crack detective’ es un muy buen detective. En irlandés, un craic es un momento agradable con una compañía entretenida.

3)COSTRIBO – descubre todo sobre esta palabra aquí (raicesdeperaleda.com)

4) -ín, -ina | Definición | Diccionario de la lengua española | RAE – ASALE

5) leísmo | Diccionario panhispánico de dudas | RAE – ASALE

6) La lengua y las edades (fgcsic.es)

De Pilar Garcia Mouton también viene:

Atlas Lingüístico (y Etnográfico) de Castilla-La Mancha (ALECMAN) | Centro de Ciencias Humanas y Sociales (csic.es)

7) Sex differences in early communication development: behavioral and neurobiological indicators of more vulnerable communication system development in boys – PMC (nih.gov)

Una idea que se debate en Europa y Estados Unidos es que los niños empiecen la escuela un año más tarde que las niñas, una propuesta que tiene en cuenta su desarrollo lingüístico más lento, por término medio. Es mala idea. Primero, se quedarían los niños aún más atrasados las niñas, por haber perdido un año de cole. Luego, como señalan los críticos, hay muchas diferencias entre los niños que no están vinculadas al género. En un grupo de niños de cinco años, algunos acaban de cumplir los cinco años, mientras que otros se acercan a los seis, por lo que las diferencias de edad pueden explicar muchas de las diferencias que se observan entre los niños de una misma aula. Algunos niños pueden recibir más apoyo familiar en las tareas escolares que otros. Por otra parte, cada niño es un individuo, y niños de la misma edad, sexo y entorno familiar se desarrollan de forma diferente. La atención individualizada permite a cada niño aprender leer y escribir a su propio ritmo, por lo que resuelve muchos problemas. 

Los padres suelen centrarse en la lectura y la escritura, pero primero hay que desarrollar las habilidades lingüísticas orales, la comprensión del habla y la expresión oral. Son actividades que se puede hacer en grupo, por ejemplo un niño puede explicar a la clase ‘Por qué me gusta el futbol’, o ‘Lo que veo en este cuadro’. Los padres que preguntan ‘Qué tal el cole? y tienen interés en la respuesta, ayudan a los hijos aprender a expresarse. Si no aprenden en primaria, pueden quedarse como el señor que dijo en el 1978, ‘No sabemos hablar’.